¿Por qué no se suicida usted? era la pregunta que le hacía Viktor Frankl a sus pacientes cuando buscaban orientación sintiendo que sus vidas no tenían sentido. Sigo en la búsqueda constante de ese sentido, a veces lo encuentro insignificante, a veces inmaculado. Como un niño que colecciona insectos extraordinarios y los guarda en una cajita, coleccionaré lo que sea que pretenda responder esta pregunta, y lo pondré en un lugar al que mis pies no llegan y que es probable que no exista: éste.
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