“A TRAVÉS DEL HUECO”
"Qué es la belleza: una convención, una moneda que tiene curso en un tiempo y en un lugar"
La acupuntura es una técnica de la medicina tradicional china, donde se insertan agujas en el cuerpo con el objetivo de restaurar la salud, la teoría sostiene que algunos puntos específicos del cuerpo están directamente relacionados con ciertos órganos, y se especula que nació hace 5000 años, en el Valle del rio Amarillo en las costas del mar de China.
Tal vez desconociendo la acupuntura, las antiguas tribus indígenas nativas colombianas como la de San Agustín y otras cercanas como la tribu maya, se perforaban partes de sus cuerpos como labios, nariz, orejas y pezones, como muestra de virilidad o de su estatus social.
Sin embargo estas culturas, como la mayoría de las indígenas, se han ido extinguiendo, y han sido desplazadas culturalmente por la moda occidental hasta el punto de ser completamente ajena a nosotros, sus descendientes. A nadie se le hace raro ver a un muchacho en jeans verde botatubo con una camiseta en cuello V y lo ultimo en zapatillas nike, seguramente pensaran “¡no, este pelao es de aquí!”, pero eso sí, un tipo indio de pelo largo con bata beige, tatuada la cara y en alpargatas, indudablemente detendrá el trafico peatonal y la gente se preguntará “y este, de donde Salió”.
Hace dos décadas, sí mi abuela se hubiera topado con un muchacho que tuviera un arete en la oreja, se habría escandalizado y pensado que era extravagante, tal vez hasta satánico o gay, y en ese caso se hubiera pasado al otro lado del anden, persignándose y encomendando a dios aquella oveja descarriada. Pero hoy es otro cuento…
Son las cuatro de la tarde y hace una brisa suave en la Loma de la Cruz, Fabián Martínez de veintitrés años luce su rostro y sus orejas como si fuera un museo ambulante de este nuevo siglo. Lo veo por segunda vez, sentado sobre el techo de cemento ondeante al lado de mi amigo, los saludo y me acerco mientras pienso cual será la mejor manera de de empezar a preguntar.
Miro el reloj: cuatro y media, y yo riéndome de las bobadas de mi amigo, mirando a través del espacio vacio en la oreja de Fabián el majestuoso paisaje que me ofrece este lugar, y pienso que realmente esa expansión en su oreja fue hecha solo para que yo pudiera observar a través de ella, un poco mas allá.
Mi amigo va por algo de tomar y yo le pregunto a Fabián cuantos piercing tiene, aunque por encima le cuento seis; me dice que tiene nueve, me muestra el séptimo en su lengua, y me cuenta en voz baja que tiene dos en “sus partes nobles” y se echa a reír mientras yo me quejo como si pudiera imaginar el dolor. Interrogo sobre la acupuntura, si sabe que es, si cree como muchos que es puro “cuento chino” o si por el contrario piensa que esta perjudicando sus órganos, a él parece no importarle mucho, y con un gesto me lo confirma, aunque después de dudarlo dice que sí, que sabe que en algo esta perjudicando su cuerpo.
Carol, mi amigo, vuelve con un par de cervezas (ojala todas las entrevistas fueran así). La tarde esta hermosa, se va poniendo cada vez mas anaranjada, me fijo en una valla a lo lejos, y recuerdo algunas cosas que pensaba preguntarle a Fabián; tenia un cuestionario, pero pensé que sacarlo echaría a perder la informalidad de la entrevista y no obtendría el mismo resultado.
-Fabián, sí vos crees que las perforaciones pueden de alguna manera afectar tu cuerpo, ¿porqué lo haces?, supongo que hay una razón.
-si claro, por una parte me gusta verme y sentirme diferente a las demás personas, y por otra es como parte de una cultura.
- vos hablas de que sos diferente a los demás y haces parte de una cultura, ¿qué cultura?
- no es tanto una cultura, si no mas bien como una especie de rebelión por los estereotipos de belleza americanos, ¿si me entiende?, el body piercing es como una forma expresión.
- bueno pero es que si usted dice que va en contra de los estereotipos de belleza, entonces por qué hay tantos maniquíes con piercing ahora.
-lo que pasa es que el comercio no entiende nada de eso, ellos ven que la tendencia coge fuerza y lo vuelven algo comercial, por que ahora todo el mundo tiene piercing.
“ahora todo el mundo tiene piercing”, en eso Fabián tiene mucha razón, uno ve las muchachas de la cuadra meneándose con la blusa escotada y el piercing en el ombligo (goméla), en la calle los tipos de la cresta con dos severos huecos en las orejas por los que caben las manos (punks), en la universidad la chica con el capul que le tapa media cara y el aro negro en la nariz (emo), el chico con la camiseta grande y el blin blin en la oreja (el reggaetonero), y así podría continuar mencionando cada grupo característico, con su piercing igualmente característico. Entonces ¿será que realmente es el body piercing es una forma de expresión y de independencia ideológica, una rebelión a los estereotipos de belleza americanos?
Lo que dice Fabián me parece en cierta medida absurdo, en Estados Unidos la demanda de body piercing es mucho más alta que la colombiana. Se lo hago saber y entonces parece molestarse y me dice que bueno, que piense lo que quiera, que el piercing es moda.
-cada uno tiene su manera de ver las cosas -me dijo mientras miraba a Carol acostado y sonriendo.
-dime la tuya –le conteste.
- es parte de mi personalidad, igual que la ropa que usa cada uno.
- ¿y los excesos?, por lo menos tenes nueve y no tres mil novecientos como el record.
-los excesos no existen, cada cual define su propio limite.
-tenes las orejas rasgadas, piercing en la ceja, la lengua, incluso en los genitales, ¿no te parece que excedes?, por que no simplemente tener uno.
- por que yo estoy comprometido con la causa, yo escojo mi estilo de vida y me gusta ser firme, hacerme un piercing por que sí, no es mi estilo.
Fabián no quiso hablar más del tema y tampoco era necesario, él no tenía las respuestas. Al fin y al cabo todos estamos atrapados en los dilemas de la época en que nacemos aun cuando parecen tener sentido desde lo psicológico, metafórico, cultural, o social. Me quedé observando la ciudad con el viento frio de la noche que alborotaba mi cabello, viendo a la gente desplazarse como pequeñas lucecitas, imaginándolos con sus ropas y peinados y piercing y pantalones verdes, recordando al fantástico Gauss1 diciendo que todos somos los payasos del futuro, y sabiendo que tiene tanta razón.
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